P I N T O R Milo González

Milo, pintor autodidacta, nace en San José, Costa Rica en 1956.

Desde pequeño le gustan el dibujo y el color. Le obsesionan las ilustraciones de calidad que le provocan un efecto hipnótico y que puede ojear por horas. Las mismas le generan una sensación física, como un temblor interno, que lo empujan a pintar o dibujar algo.

En cuanto a su estilo, se mueve más a gusto en lo figurativo aunque sus fondos juegan con lo abstracto. Su pincelada, expresionista, se nutre de ese frenesí creador convulsivo. Su concepto de arte no se casa con ningún “ismo” o clasificación específica pero confiesa que se nutre de todos por esa capacidad de asombro ante la belleza: “la obra es la que se va generando a sí misma: yo solo soy un espectador un poco inconsciente… simplemente eso”.

En cuanto a su paleta que se ve dominada por los tierras y los ocres, dice que le vienen desde pequeño cuando vio urnas de entierros aborígenes del Museo Nacional: “esa sensación de tener esa tierra reseca entre las manos, las vasijas y sus colores, el oro de los adornos y colgantes, la quemazón de los cerros en la época seca …”. La temática no se circunscribe a un campo específico: “cualquier tema es bueno para crear algo bello” dice, empero siente la necesidad de transmitir a la obra las emociones que lo embargan.